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¿Estás Sobrepeso?


Averigüémoslo...

Quizás has escuchado sobre el índice de masa corporal (IMC). Es un cálculo que se utiliza para determinar el peso ideal de un individuo. Puedes utilizar la siguiente fórmula para calcular tu peso ideal:

IMC = 703 x (peso en libras÷(pulgadas de estatura^2))

Un IMC de 25 a 29 indica sobrepeso. Un IMC de 30 ó más indica obesidad. Puede calcular su IMC haciendo clic aquí.


La obesidad es una enfermedad crónica, la cual actualmente está considerada una epidemia. Se estima que alrededor del 30 porciento de la población en los Estados Unidos sufre de obesidad. Además, se ha observado que la tendencia para el futuro será un aumento en este porcentaje. Se espera que en los próximos 30 años, una de cada dos personas adultas estará sobrepeso y una de cada cuatro estará obesa[i]. En Puerto Rico, las cifras son muy similares. Con éstos números tan alarmantes, no es difícil darse cuenta de que el problema del sobrepeso es uno de gran escala y que afecta tanto a jóvenes como a personas de mayor edad.

Médicamente hablando los beneficios de perder peso son varios. Las personas obesas tienen un alto riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, problemas de colesterol, artritis prematura, enfermedad del hígado y varios tipos de cáncer. Además, los estudios indican que las personas obesas tienen un riesgo elevado de mortalidad, en comparación con las personas de peso normal.


La solución al problema parece obvia; si perdemos peso estaremos más saludables. Pero lograr la pérdida de peso no resulta tan sencilla. Entonces, ¿cómo poder perder esas libras que nos sobran?, y mejor aún, ¿cómo mantenerlas alejadas una vez se obtiene el peso deseado? Perder peso es un proceso que requiere de cambios en distintas áreas de nuestro diario vivir. Una estrategia efectiva conlleva mucho más que dieta y actividad física. El paciente debe trabajar para cambiar su idiosincrasia en respecto a la alimentación, de forma tal que éste logre llevar una vida más saludable.

Todo paciente que quiere perder peso debe comenzar por visitar a su médico para obtener una evaluación completa. Es importante determinar el estado de salud de cada paciente, y lograr identificar temprano enfermedades ocultas y factores de riesgo antes de comenzar un régimen de dieta y ejercicios. Además, se logra identificar a aquellos pacientes que se beneficiarían de tratamientos médicos y/o quirúrgicos.

Los cambios en el estilo de vida también van a ser pasos importantes en este difícil proceso. Algunas personas recurren a la ayuda de psicólogos u otros profesionales de la salud para que les ayude a determinar de qué forma pueden modificar sus hábitos alimenticios. En general, las metas de los cambios en el estilo de vida se van a concentrar en ajustar los hábitos alimenticios, aumentar la actividad física y lograr que el paciente esté consciente de cuánto come y cuánto ejercicio hace, para así lograr tomar decisiones más saludables en su vida.


A la hora de escoger una dieta, el paciente debe tener en cuenta cuáles son sus metas y qué dieta se ajusta mejor a su vida. Estudios clínicos han comparado las dietas más comunes y han determinado que ninguna dieta es superior a las demás. Lo importante para lograr una pérdida de peso va a ser adherirse a la dieta escogida. Otro factor importante va a ser escoger una dieta que contenga todos los nutrientes necesarios para mantener una nutrición adecuada. Finalmente, evitar el exceso de bebidas alcohólicas y productos azucarados son factores esenciales en cualquier programa de pérdida de peso. Por lo general las dietas drásticas (“fad/crash diet”) no son útiles y pueden ser riesgosas a la salud. A la hora de escoger una dieta, es recomendable consultarlo con su médico o nutricionista para que éste le ayude a formularla y a mantenerse adherido al programa de pérdida de peso.


Existen muchas dietas y programas para escoger. Entre las dietas más comunes se encuentran:

  • La dieta de “porciones controladas”: consiste en comer comidas de bajo contenido calórico que vienen empaquetadas de antemano, ya sea comidas congeladas o reemplazos de comida. El beneficio de dichas dietas es que las porciones ya están establecidas y es más fácil evitar “romper la dieta”. Estas dietas suelen ser muy efectivas a corto y a largo plazo.

  • La dieta baja en grasa: consiste de comer alimentos que son bajos en grasa. Requiere que el paciente prepare sus propios alimentos y esté informado del contenido de grasa de lo que consume. El contenido de grasa se puede encontrar en las etiquetas de los alimentos empacados. Los alimentos bajos en grasa son aquellos que contienen un porcentaje de calorías proveniente de las grasas de menos del 30 porciento.

  • La dieta baja en carbohidratos: estas dietas se han vuelto muy populares (Atkins, Southbeach, etc.). El paciente debe comer comidas bajas en carbohidratos (menos de 60g de carbohidratos diarios). Estos se encuentran mayormente en las frutas, granos, vegetales, bebidas alcohólicas y productos lácteos. Sin embargo, podrían tener efectos adversos a la salud. Algunos de los efectos secundarios producidos por estas dietas pueden ser estreñimiento, dolor de cabeza, mal aliento, dolores musculares, diarrea y debilidad.

  • La dieta Mediterránea: intenta igualar la dieta de los países geográficamente cercanos al Mar Mediterráneo. Consiste de un alto nivel de grasas monosaturadas (aceitunas, almendras, nueces) y un bajo nivel de grasas saturadas (mantequilla, frituras). Contiene una alta cantidad de vegetales, frutas, legumbres y granos; una cantidad moderada de productos lácteos bajos en grasa y substituye la carne roja por pescado y aves. También conlleva una ingesta moderada de vino tinto (una copa o 4 oz al día para las mujeres y hasta dos copas al día para los hombres).


Además de una dieta saludable, es importante incluir la actividad física en cualquier programa de pérdida de peso. La Asociación Americana del Corazón recomienda al menos 30 minutos corridos de actividad moderada, cinco días a la semana. Asimismo, muchas personas optan por tratamiento médico o quirúrgico para ayudarles a llegar a un peso más saludable. Aunque algunos de éstos se pueden conseguir sin receta, es importante consultar con su médico antes de tomar cualquier medicamento, ya que éstos podrían causar efectos secundarios. Igualmente, en el mercado se puede conseguir una variedad de “suplementos dietéticos”. Estos suplementos no son recomendados, ya que en su mayoría no han sido estudiados cuidadosamente y no existe prueba de que sean seguros ni efectivos.


La obesidad es un problema nacional al cual todos estamos expuestos. Es una enfermedad seria, con una alta incidencia de mortalidad. Es importante identificar el exceso de peso para poder combatirlo y así evitar las posibles consecuencias a la salud. Para lograr vencer este problema, es esencial complementar una dieta adecuada con la actividad física. Visita a tu médico y da tus primeros pasos hacia botar por la ventana esas libritas que tanto te enfadan.

 

[i] Vasan RS, Pencina MJ, Cobain M, et al. Estimated risks for developing obesity in the Framingham Heart Study. Ann Intern Med 2005; 143:473.

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